lunes, 17 de marzo de 2014

Crónicas vampíricas (VIII) Sangre y oro

Asediado por los recuerdos, Marius siente que ha llegado el momento de revelar los secretos de su milenaria existencia. Este ser solitario e inmortal evoca sus experiencias de senador romano, entre druidas y como protector de Akasha y Enkil, reyes de los vampiros. Se detiene en su amor por Pandora y en su tarea como mentor de Lestat. Rememora también la caída de Roma, su huida a Constantinopla, patria de la insaciable Eudoxia, y el regreso a la Italia renacentista.

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